El broche de oro de nuestra estancia en Las Vegas fue sin duda la excursión al Gran Cañón del Colorado. Llevaba todos los meses de preparativos del viaje esperando este día, y superó por completo nuestras espectativas.
De todas las compañías que organizan este tipo de excursiones, nos decidimos por Papillon Grand Canyon Hellicopters, y acertamos de pleno. Puedes elegir varios tipos de excursión, en helicóptero, avioneta o autobús; y visitar los rincones del Gran Cañón que más te apetezcan, como la presa Hoover, la plataforma llamada Skywalk o incluso bajar al mismo río Colorado y hacer rafting. Llevan más de cuarenta años ofreciendo estos servicios, así que nos decidimos por ellos (también fiándonos de los buenos comentarios que habíamos leído en foros). Queríamos asegurarnos de estar en buenas manos y que saliese todo perfecto, al fin y al cabo quien sabe si repetiremos esta experiencia otra vez en nuestras vidas.
La visita al Gran Cañón depende, como todo, del presupuesto que tengas y de los días que estés en Las Vegas. Hay que tener en cuenta que por carretera el Gran Cañón está a más de 300 kilómetros y llegar hasta aquí en autobús, por ejemplo, puede suponer un viaje de más de cinco horas.
Si tenéis tiempo de sobra, yo recomendaría alquilar un coche y visitar el Gran Cañón completamente por vuestra cuenta, pasando noche en algún hotel cercano. Si por el contrario, disponéis de poco tiempo y vuestra visita tiene que ser fugaz (pero igual de satisfactoria), lo mejor es visitarlo a bordo de un helicóptero o una avioneta. Nosotros contratamos todo desde España a través de la web de Papillon y después de mirar varias opciones, elegimos la opción de vuelo con helicóptero y aterrizaje en el Gran Cañón al atardecer. Una de las excursiones estrella.
Un autobús os irá a recoger a vuestro hotel y en aproximademente una hora, llegaréis al aeródromo de Boulder City. Una vez allí te distribuyen en grupos y te pesan para decidir en qué lado del helicóptero te toca. Nosotros solo fuimos con otra pareja y el piloto, así que se puede decir que teníamos el helicóptero solo para nosotros :)
Después del suave despegue, comienza el vuelo y la sensación es una auténtica pasada!!!! Se mueve menos de lo que imaginaba y las vistas son espectaculares. Mejor verlo en fotos...
De todo lo que vi me quedo con esta última foto, donde vemos como el río Colorado se adentra en el lago Mead. Más adelante, comenzamos a divisar la enorme pared del Gran Cañón. Te deja sin palabras. Un laberinto de cañones, fisuras y capas de múltiples tonos tierra esculpidas en
roca, que van cambiando según le dé el
sol.
Llegados a este punto, el helicóptero toma tierra entre las montañas, a 1.200 metros por debajo del borde del cañon. Allí tienen preparada una base, con mesas y asientos, y a cada uno nos entregaron una cestita de picnic con un pequeño almuerzo. Terminamos brindando todos con una botella de champagne para celebrarlo. No podíamos quitar las sonrisas de nuestras caras.
Allí permaneces unos minutos contemplando el paisaje. Dentro del enorme agujero te sientes como una hormiga, como un puntito insignificante perdido en este enorme gigante de piedra, considerado una de las maravillas de la naturaleza.
Y de regreso a la base, esta impresionante puesta de sol de regalo. Porque una imagen así es un auténtico regalo, ¿no os parece?
1 comentario:
woowwww...que maravilla..que paseo hermoso!
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