29 de noviembre de 2008

Helmut en Madrid

En mi primera entrevista de trabajo me preguntaron quién era mi fotógrafo preferido. No pude decir sólo uno y entre ellos creo que nombré a Brensson, Man Ray y a Helmut Newton, los grandes del siglo XX y cuya obra siempre me ha fascinado. Al decir Helmut una leve sonrisa asomó en los labios de mi entrevistador y me dijo lo que ya me imaginaba: "¿por qué Helmut?".


Porque ha sabido fotografiar como nadie la belleza de la mujer, o más bien cibermujer como él mismo las llamaba.


Por su estilo propio e inconfundible que consigue que reconozcas su obra al instante.


Por sus cibermujeres, a las que retrata en lujosas habitaciones de hotel, subidas a unos interminables tacones. Puro fetichismo, pero siempre con ese punto elegante y sofisticado.


Por la contribución tan enorme que ha hecho al mundo de la moda, por sus trabajos en revistas especializadas como Vogue, Elle... que le convirtieron en un fotógrafo de éxito.

Por ser capaz de crear esos ambientes de lujo y glamour, seducción y erotismo (en ocasiones sexo explícito), que no te dejan indiferente. La tensión que se percibe en sus fotografías, en las que no sabes qué ha pasado y qué es lo que va a ocurrir a continuación... No puedes dejar de seguir mirando, te sientes atraído, como un voyeur.


Porque supo crear sus propias reglas en cuanto al desnudo femenino se refiere, haciendo algo que jamás se había hecho antes. Su obra se ha convertido en una gran influencia para fotógrafos actuales.

Parte de ella se puede ver ahora en Madrid, en la galería La Fábrica. En ella se pueden ver 11 fotografías pertenecientes a la serie 'Special Collection', cinco del porfolio 'Cyberwomen' (2000) y tres imágenes 'vintage': 'Parlour Games' (1991), 'Domestic Nude' y 'Teacher and Slave' (1990).

Si tenéis tiempo no perdáis la oportunidad, ya que hoy es el último día para poder ver en directo el arte de este genial maestro.


* Por cierto... el trabajo acabó siendo mío ;-)

26 de noviembre de 2008

Pinta una vaca

No, no me olvidado de NYC. Tengo en mente próximos post que quiero escribir. De momento son pequeñas anotaciones, simples bocetos todavía sin cerrar... el problema es que no encuentro el momento de sentarme para dedicarles el tiempo que me gustaría. Y cuando llego a casa lo último que me apetece es estar con el ordenador. Supongo que lo entendéis :) Estas semanas estoy tremendamente cansada...

Y es que llevamos unos días metidos de lleno en el Cow Parade y el departamento anda bastante revolucionado. ¡Veo vacas por todas partes! Ya queda menos para entregar los diseños al Círculo de Bellas Artes, después de que pasen primero nuestro propio filtro.

Algunas vacas que ya fueron expuestas en anteriores ediciones son alucinantes, la mayoría patrocinadas por grandes marcas como Warner, Audi o Ben & Jerry´s. La de Harry Potter me chifla.







El CowParade nació hace casi diez años en Zurich, Suiza. Hoy por hoy se ha convertido en un fenómeno artístico mundial con un tremendo éxito en las 50 cuidades en las que se ha celebrado: Chicago, Dublín , Londres, Nueva York, París, Tokio... y ahora le llega el turno a Madrid. Si queréis leer más sobre la curiosa historia de los orígenes de este movimiento pinchad aquí.

Es un evento donde se mezcla imaginación, diseño, arte y también solidaridad ya que las vacas seleccionadas serán subastadas con el propósito de conseguir beneficios para importantes ONG´s.

El taller de pintura lo podéis visitar en la Plaza de Felipe II, ¡pero sólo hasta este viernes! Allí podréis ver a los artistas pintando en directo sus vacas. Cualquiera puede acercarse y contemplar de cerca todas las fases de un proceso creativo, vivir el arte más cerca que nunca. Este es también otro de los objetivos del CowParade, llevar al arte a todos, mostrarlo gratuitamente en la calle. Crear una obra tridimensional que la gente pueda tocar, interactuar con ella. Integrarla en el centro de una ciudad como un habitante más, dado el carácter familiar que este animal logra transmitir. Porque ¿no creéis que son tremendamente monas?

Pero para poder verlas en las calles tendremos que esperar a enero. Será a partir del día 16 y hasta el mes de marzo cuando estos simpáticos animales se dediquen a pastar por la ciudad... yo no pienso perdérmelo, ¿y vosotros? ¿qué os parece esta invasión-vacuna?

23 de noviembre de 2008

Nieve en el jardín

Foto hecha con un N96 en el jardín de Rochegrise

La gran nevada ha caído este fin de semana,
la temporada de nieve se acerca...
Villars, ¡allá vamos!

* Feliz domingo a tod@s!!

17 de noviembre de 2008

Un alto en el camino... Perfect Symmetry

Interrumpo por un momento la crónica de mi viaje a Nueva York para comentar como bien se merece el fantástico concierto de Keane la semana pasada en Madrid.

Esta banda inglesa se convirtió rápidamente en uno de mis grupos favoritos cuando escuché su primer álbum Hopes and Fears y aquel Everybody´s Changing. Un buen amigo, por aquel entonces, me habló de ellos y me los puso en su mp3. Me encantaron y al poco tiempo ya me sabía todas las canciones casi de memoria. Más tarde Somewhere Only We Know pasó a ser nuestra canción, de aquellas tardes tirados en el campus de la facultad... o paseando por el parque de Rosales. De ese invierno dando vueltas por Madrid en el antiguo Ford Fiesta, las primeras Navidades juntos... Esperanzas y miedos, un título que resume toda la mezcla de sentimientos de entonces: el miedo de lo nuevo, de lo desconocido, de la aventura... y también la esperanza de todo lo bueno que estaba por llegar.


Famosos por no utilizar guitarras en sus canciones a pesar de ser una banda de rock, han conseguido un sonido especial y único en su música gracias al piano, a los sintetizadores y efectos y, por supuesto, a la voz de su cantante Tom Chaplin. Así lo demuestran los más de 9 millones de copias vendidas de su dos primeros discos en todo el mundo, premios y nominaciones a los Grammy e incluso la oportunidad de ser los teloneros de U2 para darse a conocer por todo Estados Unidos.

Y para este año, nuevo disco y gira. Perfect Symmetry está cargado de muchas novedades. Incorporan guitarras y con ellas mucha más energía. Dicen que han evolucionado a melodías más ochenteras y puede ser que no a gusto de todos. Yo cada día que lo escucho me gusta más, aunque es cierto que al principio puede resultar chocante.

Tenía ganas de verlos en directo después de habérmelos perdido el año pasado. En La Riviera el cartel de "agotadas" llevaba colgado semanas. Y es que era mucha la expectación del público madrileño por verles actuar.


Del concierto me quedo con el acústico de Tom cantando a solas con el público Bend and Break, la adrenalina de Crystall Ball o Under the Iron Sea, el pequeño escenario con la iluminación más íntima que crearon para los temas Try Again y Strangers y la maravillosa Bedshaped que puso fin al espectáculo.

Si queréis saber más de lo que ocurrió esa noche, os recomiendo esta página en la que se postea minuto a minuto lo que dieron de sí los ensayos previos y durante el concierto, con fotos más decentes que las que yo pude sacar :)


Feliz lunes a tod@s!!

6 de noviembre de 2008

Un paseo hasta Brooklyn

Se trata de un paseo imprescindible. Cruzar el Puente de Brooklyn es una de esas cosas que hay que hacer cuando vas a Nueva York. Y una bonita hora para hacerlo es al atardecer, justo cuando la luz ilumina las piedras en ese tono anaranjado que hace que las fotos queden, si cabe, más espectaculares. ¡Y la de fotos que se pueden llegar a hacer en este lugar!

Inaugurado en 1883, su construcción llevó más de trece años. 1800 coches y 150000 personas lo cruzaron el primer día. Su obra costó más de 15 millones de dólares. Se convirtió en el puente colgante más largo del mundo durante 20 años.


Si algo llama la atención, además de sus enormes bloques de piedra, son sus arcos y su cableado de acero, que hace que el puente sea más resistente. Es impresionante cuando lo ves de cerca. Sin duda es mucho más que un puente. Se ha convertido en todo un símbolo de la ciudad.


Por la pasarela de abajo circulan alrededor de 145000 vehículos cada día. Mientras, por arriba, ciclistas y peatones intentan hacerse un hueco, unos a más velocidad que otros, para llegar al otro lado del East River. Conviene tener cuidado y respetar el carril bici si no quieres morir atropellado, o que maldigan a toda tu familia...


Desde aquí las vistas de Manhattan son inmejorables. A la izquierda el Financial District con sus enormes edificios y su constante actividad. A la derecha el Manhattan Brigde y en la misma dirección el Empire State y el edificio Chrysler, que a esa distancia parecen muestras de una pequeña maqueta de juguete. Y a lo lejos se puede ver la Estatua de la Libertad, pequeñita y solitaria, que se confunde con en el horizonte.

Desde allí nos imaginamos qué diferente sería si estuvieran las Torres Gemelas, superando hasta dos veces en altura al resto de edificios. Una imagen que todos hemos visto en cientos de postales y que guardamos en nuestra memoria. No podemos evitar sentir un escalofrío en nuestros cuerpos y una tremenda nostalgia.

El sol comienza a ponerse y los últimos rayos se cuelan entre los edificios creando un efecto de contraluz de tal forma que sólo se adivinan sus siluetas. La estampa es preciosa, así que nos apoyamos en la barandilla metálica para contemplar las vistas, mientras ciclistas y corredores pasan a toda velocidad haciendo vibrar la enorme pasarela de madera. Es uno de esos momentos en los que te gustaría que el tiempo se detuviera, aprovechar cada segundo, sentirlo en cada poro de tu piel... no sé si estoy exagerando un poco pero fue justo lo que sentí, "quiero ser consciente de todo esto para poder recordarlo siempre". Allí me sentí simplemente feliz.


Casi llegamos al final del puente. Entre las fotos y alguna que otra parada hemos tardado más de lo que pensábamos. Brooklyn nos espera y queremos dar una pequeña vuelta antes de ir a cenar. Ya casi nos hemos acostumbrado a eso de cenar a las 7 y media...

Al llegar me acordé de Paul Auster y de sus historias de Brooklyn y de Nueva York. Ahora era yo la que estaba paseando por sus tranquilas calles residenciales, lejos de las sirenas, los ruidos, el tráfico... como uno de sus personajes.

Después del largo paseo nos entró el hambre y fuimos directos a una pizzería, Grimaldi´s, que dicen que es la mejor pizzería de Brooklyn. Las colas para entrar son famosas y la tuvimos que sufrir, casi media hora (en Nueva York hay que hacer cola para casi todo...), pero mereció la pena. Mucho ambiente, mantelitos a cuadros rojos y blancos, fotos de famosos por las paredes y las pizzas... deliciosas!!

Durante el viaje de vuelta disfrutamos de las luces, no sólo del puente sino también del downtown de Manhattan. Espectacular. Comenzaba a hacer frío pero no nos queríamos ir. Sentados en un banco nos limitamos a estar allí en silencio, obervando. Cuando nos dimos cuenta de que no estabamos solos.

La luna nos acompañaba.