¿Qué se siente cuando llevas tres meses sin escribir en el blog?
Para mí, una mezcla de pánico, algo de pena e irresponsabilidad. ¿Qué voy a
escribir ahora? ¿De verdad quiero retomarlo para volverlo a abandonar? Y sin
olvidar el temido... ¿hay alguien ahí…? Porque si algo está claro es que la
magia de un blog reside mucho en la constancia y en el cuidado por los
lectores. Y yo en este sentido he hecho ambas cosas mal :(
Cuando tu vida da un giro y cambias de una rutina a otra distinta
(pero igualmente rutinaria al fin y al cabo) necesitas un tiempo para adaptarte
y asimilar dónde estás en ese momento. Pero a veces somos impacientes y
queremos ver y analizar los resultados cuando aún estamos metidos de lleno en
ese proceso de cambio… Y no nos vemos capaces de disfrutar del camino. Hace unos meses sentí
algo así y, buscando consejo, un buen profesor que tuve en el máster me dijo, “piensa que se tarda entre 6 y 12 meses en
adaptarse a un sitio y aunque lo que llegue primero sea el cuerpo… después
aterriza la mente, así que date tiempo!!”. Verdad no le falta a esta frase :)
Al final, todo este proceso de cambio y adaptación me ha hecho
echar mucho de menos estar aquí… echo de menos hablar de cine, de sitios que me
encantan de Madrid, de reflexiones y de los viajes que me hago de vez en
cuando. ¿Se puede perder la costumbre de esto? ¿Se puede retomar poco a poco el ritmo?
Entrar, limpiar el polvo y abordar todos esos temas de los que me apetece
hablar. ¡Yo creo que sí!
Porque se puede disfrutar del bonito proceso que implica un cambio
en tu vida sin abandonar esos espacios que te hacen sentir tan bien… en mi caso
pasear por mi querido bulevar!!
No me queda otra cosa que decir... he vuelto!!