18 de febrero de 2013

Bodas de cine: Novia a la fuga

Os pongo en situación.

Domingo por la tarde. Llueve fuera, hace frío y mucho viento. Me despierto de una breve siesta, y me dirijo al sofá. Enciendo la tele y están echando "Novia a la fuga", aquel fallido intento cinematográfico de unir en pantalla a Julia Roberts y Richard Gere y conseguir el mismo éxito que ambos tuvieron en Pretty Woman. ¿Qué pasa a continuación? Que me pongo cómoda y me acabo enganchando.


Seguro que muchos conocéis ya la historia: Maggie (Julia Roberts) es una chica atractiva y muy impulsiva que vive en una tranquila zona rural del estado de Maryland. Le encantan los compromisos matrimoniales y las bodas, pero cuando llega la hora de caminar hacia al altar y comprometerse para siempre, se bloquea y acaba huyendo despavorida. La curiosa noticia llega a oídos de un maduro periodista de Nueva York, Graham (interpretado por Richard Gere) que busca algo de inspiración que le devuelva su prestigio y posición. Sin conocer bien la historia, Graham redacta una superficial columna llena de errores sobre la vida de Maggie, lo que provoca el enfado de ésta. Decidido a contrastar la información, Graham viaja hasta el pueblo de Maggie, donde se encuentra preparando su próxima boda con un guapo entrenador deportivo.


La película es un topicazo de principio a fin y desde que empiezas a verla sabes perfectamente cómo va a acabar. De hecho, si te duermes 15 minutos o te levantas a tomar un café en medio de la trama, tranquilo; no te estás perdiendo nada. Sin embargo, tiene algunos puntos que no están mal y unos actores secundarios buenísimos (véase a Joan Cusack por ejemplo). 

Una escena en concreto me recordó muchísimo a la mítica Pretty Woman. Me refiero a la escena en la que Maggie acude a la tienda de vestidos de novia de su pueblo a por su vestido. Ya tenía encargado el suyo, pero el que más le gusta es el del escaparate, un vestido de 1.000 dólares, el más caro de toda la tienda. La vendedora le dice que para qué lo quiere si no va a llevarlo puesto más de diez minutos, humillando a Maggie. En ese momento entra Graham y se revela contra la vendedora diciéndo que si la señorita quiere ese vestido, tendrá ese vestido. Y termina saliendo de la tienda con el vestido (y el maniquí) literalmente bajo el brazo.


El vestido en cuestión es éste y la Roberts está muy guapa con él.


Al verlo me recordó mucho a los que diseña Rosa Clará, por ejemplo el modelo Bilbao de este año.


Los detalles de la falda me recuerdan a este otro, el modelo Brenda. ¿No os parece más un traje de comunión que de novia?

 

Pero cuando la Roberts está espectacular, es en la última escena con el último vestido, el pelo suelto y ningún tipo de adorno. Está muy natural y realmente bella en el entorno. Es una americanada total, pero me encanta, qué le voy a hacer...


Aunque si con algo me quedo de esta peli, es con la manera en la que se declaran el uno al otro. Estamos acostumbrados en el cine a ver declaraciones de amor que casi se parecen las unas a las otras, siempre las mismas palabras, las mismas promesas, todo muy "pasteloso", lacrimógeno... y en escenarios a menudo bastante alejados de la realidad (que manía tienen con rodar las declaraciones de amor bajo la lluvia, por ejemplo!).

Me quedo con esta declaración porque, aún siendo romántica, me parece sencilla y muy realista ya que en una relación siempre hay subidas y bajadas. ¡Además, me gusta porque se lo pide ella a él!

"Te garantizo que habrá épocas dificiles y te garantizo que en algún momento uno de los dos, o los dos querramos dejarlo todo, pero también te garantizo que si no te pido que seas mío me arrepentiré durante el resto de mi vida porque sé, en lo más profundo de mi ser, que estas hecho para mí".