Desde el principio, Javi y yo buscábamos celebrar una ceremonia religiosa que fuese íntima y familiar, en una iglesia antigua y bonita, y donde no nos condicionasen en la elección de fotógrafo, flores y música. Todos los requisitos se cumplieron en la iglesia de Las Rozas de Madrid, donde además, nos casó un cura amigo de la familia.
Nos pareció muy importante y nos sentimos muy cómodos teniendo libertad para elegir nosotros muchos de los detalles. Trabajamos en elegir las lecturas adecuadas, en decidir el repertorio musical gracias a la profesionalidad de los músicos del Grupo Swan... Sin olvidar a los floristas de Masshiro y a nuestras Wedding Planners Natalia y Lola (ya os hablaré del talento de estas dos hermanas en otro post), que hicieron un trabajo genial de decoración empleando el mismo tipo de flores campestres que decorarían después la finca. El resultado fue precioso y muy acogedor.
Nos pareció muy importante y nos sentimos muy cómodos teniendo libertad para elegir nosotros muchos de los detalles. Trabajamos en elegir las lecturas adecuadas, en decidir el repertorio musical gracias a la profesionalidad de los músicos del Grupo Swan... Sin olvidar a los floristas de Masshiro y a nuestras Wedding Planners Natalia y Lola (ya os hablaré del talento de estas dos hermanas en otro post), que hicieron un trabajo genial de decoración empleando el mismo tipo de flores campestres que decorarían después la finca. El resultado fue precioso y muy acogedor.
Había pasado todos los preparativos muy tranquila, pero fue al bajar del coche cuando empezaron los verdaderos nervios. Pero al ver a mi padre casi más nervioso que yo, le agarré fuerte del brazo y entramos en la iglesia con decisión, siguiendo el pequeño cortejo formado por nuestras preciosas sobrinas. Llevaban sencillos vestidos de algodón blancos, alpargatas con encaje y coronas de paniculata en la cabeza. Al verlas por poco me derrito.
Cuando comenzó a sonar el Canon de Pachabel respiré profundo y a paso muy lento, recorrimos el pasillo observando las sonrisas y las caras de emoción de nuestros familiares y amigos. El momento que tantas veces me había imaginado mientras organizábamos la boda había llegado. Yo no pude ser más feliz.
La ceremonia es una de las partes que guardo en mi memoria con más cariño. Dentro de que cada momento de la boda es especial, en la iglesia me sentí súper presente y fui consciente de cada segundo de una manera casi "palpable". Es una situación rara, pero fue como si el tiempo se hubiera detenido y pudiera darme cuenta de todo. Es algo difícil de describir. Dicen que el día de la boda pasa muy rápido, ¡y es verdad! Por eso, esos momentos que pasan como a cámara lenta hay que disfrutarlos mucho.
El momento más esperado llegó cuando Javi y yo nos colocamos detrás del altar para darnos nuestro consentimiento. Habíamos hablado muchas veces de cómo sería ese momento, de lo que sentiríamos... si nos traicionarían los nervios o nos entraría la risa floja. No habíamos contado con el efecto del velo ya que decidí llevarlo semanas antes de la boda, y Javi por supuesto no sabía nada del tema. Cuando el cura pronunció las palabras "puedes descubrir a la novia y besarla", el cuerpo entero me temblaba. Esa frase como sacada de otra época, ¡me pareció de repente la más romántica del mundo! Con un gesto súper delicado Javi levantó el velo, por fin podía mirarle claramente a los ojos. Nunca besarnos había sido tan diferente.
El momento más esperado llegó cuando Javi y yo nos colocamos detrás del altar para darnos nuestro consentimiento. Habíamos hablado muchas veces de cómo sería ese momento, de lo que sentiríamos... si nos traicionarían los nervios o nos entraría la risa floja. No habíamos contado con el efecto del velo ya que decidí llevarlo semanas antes de la boda, y Javi por supuesto no sabía nada del tema. Cuando el cura pronunció las palabras "puedes descubrir a la novia y besarla", el cuerpo entero me temblaba. Esa frase como sacada de otra época, ¡me pareció de repente la más romántica del mundo! Con un gesto súper delicado Javi levantó el velo, por fin podía mirarle claramente a los ojos. Nunca besarnos había sido tan diferente.
2 comentarios:
Qué pasada, Angie!
¡Qué bonitoooooo! Una vez más, muchas felicidades, guapa. ¡Un beso!
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