20 de agosto de 2014

Henri Cartier-Bresson en la Fundación Mapfre

La exposición del verano (¿o debería decir la exposición del año?) es sin duda la del fotógrafo Henri Cartier-Bresson organizada por la Fundación Mapfre, en colaboración con el Centro Pompidou de París y la Fondation Henri Cartier-Bresson. Se trata de una de las mejores retrospectivas de este fotógrafo nacido en 1908, con más de 500 piezas, entre fotografías, dibujos, documentos, publicaciones y películas. La más completa que se haya podido ver hasta ahora.

Es casi imposible no conocer alguna foto de este genial artista, seas un apasionado de la fotografía o no. Es casi un deber decir que estamos antes unos de los fotógrafos más influyentes de la historia del siglo XX.


Reconocerás muchas de sus fotos en esta exposición y, a través de ella, lograrás entender un poco más el universo del artista. El éxito de la expo radica en ofrecer una visión completa del fotófrago y además, de manera cronológica. De forma que a lo largo de sus 70 años de historia, nos damos cuenta de que no hay un único Bresson, sino varios.

Lo que he aprendido en esta exposición:

El Bresson surrealista.
Para empezar, no sabía que Bresson comenzó su carrera pintando. Al principio de la exposición, podréis ver algunos cuadros del artista e incluso dibujos que enviaba a su madre junto a cartas personales. Son sus primeros inicios en el mundo del arte, y pintar será para él una formación clave para la calidad compositiva de sus fotos.

A finales de los años 20 comienza a hacer fotos por afición. Conoce a René Clavet y a André Breton, y se introduce en los círculos surrealistas del momento, la Nueva Visión. Esas amistades y la particular visión de la vida de los surrealistas empezaron a estar muy presentes en sus fotografías. Empieza a recurrir a los temas y a la estética propias de este grupo: fotografía maniquís, escaparates, rótulos, ropa tendida, reflejos en ventanas, objetos empaquetados, cuerpos deformados, cuerdas... Objetos cotidianos que normalmente pasarían inadvertidos para el resto de mortales, pero que al descontextualizarse, alcanzan una nueva dimensión y significado. Aunque sus inicios como surrealista fueron tímidos, Bresson se coinvertiría en el fotógrafo más propiamente surrealista de toda su generación. Gracias a esta exposición, he aprendido el significado de los motivos emblemáticos de las corrientes surrealistas de la época, todos ellos muy interesantes.

Las piernas de Martine, 1967

Erotique voilee, lo que los surrealistas definían como "el poder que tienen ciertos objetos para desencadenar las proyecciones".


Magique circonstancielle, o lo que es lo mismo, el principio de la futura teoría 
de Bresson atrapar "el instante decisivo".

Francia, 1932. The Var department. Hyères.

Explosante-fixe o Explosivo-fija. Característica fundamental en la obra de Bresson y definida por André Breton como "el estado de una cosa percibida simultáneamente en movimiento y en reposo".

Méjico, 1934.

La sal de la deformación. La fotografía surrealista siempre se desligó de los planteamientos estéticos tradicionales, convirtiéndose así en una disciplina autóctona y en un medio de expresión para sus transgesores creadores.

Barcelona, Barrio Chino, 1933

Los soñadores. El recurso que empleaban los surrealistas de fotografiar a personas dormidas o con los ojos cerrados, para elevarlos a ese mundo de "ensoñación" que nos evoca cosas. Bresson solía decir:  "Hay que ser sensible, tratar de adivinar, ser intuitivo: encomendarse al azar objetivo. Y la cámara fotográfica es un instrumento maravilloso para captar ese azar objetivo".


Su compromiso político.
La pobreza, las injusticias sociales y su compromiso con los más débiles le lleva a retratar las condiciones más miserables de la raza humana en todos los viajes que realiza. Se convierte así en el ojo y en la voz de los grupos sociales más marginados. Será el principio del Bresson más revolucionario y activo políticamente. Son años en los que empieza a interesarse por el cine y a colaborar con el director Jean Renoir. E incluso firma algunos documentales sobre la Guerra Civil Española. Su profunda convicción y necesidad de cambiar la vida le lleva a vivir una etapa de activista militante y comunista.

Madrid, 1933

Francia, 1938. Un domingo a las orillas del río Marne.


Me ha gustado especialmente el reportaje sobre la coronación del rey Jorge en Londres en 1937. Lejos de querer mostrar a la figura de autoridad y centrarse en lo que la monarquía representa, Bresson gira la cámara y mira al público, a las masas. Cuando el diario comunista Ce Soir ve las imágenes que el fotógrafo le ha enviado sobre el acontecimiento, queda claro el planteamiento revolucionario del fotógrafo. Los protagonistas son los rostros del pueblo. Es una inversión clara del poder.


En esos años se interesa por el cine y comienza a trabajar como asistente del director Jean Renoir. E incluso filma varios documentales sobre la guerra española. - See more at: http://blogmapfre.com/cultura/cartier-bresson-del-surrealismo-al-fotoperiodismo/#.dpuf

Su colaboración en el cine.
Cartier-Bresson decía que el cine "le había enseñado a ver". Sabe que el cine abarca más audiencia que la fotografía y transmite mucho mejor el mensaje. Su compromiso militante le llevará a aprender los fundamentos de la cámara de cine en 1933 en Estados Unidos, y más tarde se enrola en una cooperativa de documentalistas con claras influencias soviéticas. Se llaman NYkino (una mezcla de las iniciales de  Nueva York y Cine). Con ellos dirige su primer largometraje.

1939. Henri Cartier-Bresson en el rodaje de la película de Jean Renoir, La regla del juego


La elección del fotorreportaje.
En 1947 se inauguró su primera gran restrospectiva en el Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York. Ese mismo año funda la agencia Magnum junto a fotógrafos como Robert Capa y David Seymour, entre otros. Agencia que se convirtió en referencia mundial de reportajes gráficos de calidad. A partir de este año realiza multitud de viajes y reportajes fotografiando todos los rincones del planeta, trabajando para las mejores publicaciones internacionales. Pese a las limitaciones que en ocasiones le impone la agencia, Bresson realizará algunas de las mejores fotos de su historia.

Gandhi fotografiado por Bresson para la revista LIFE.

1948. Shanghái. Multitud esperando a la puerta de un banco para sacar el oro 
durante los últimos días de Kuomintang.

 Cuba tras la Guerra de los Misiles, 1970.

(Los rusos también miran a las mujeres) Moscú, 1954.


Retratos por encargo.
Para Bresson el retrato era la tarea más difícil. "Es como poner un signo de interrogación sobre alguien", solía decir. Conseguir penetrar en la intimidad del personaje no es tarea fácil. Sin embargo, realizó algunos de los retratos más conmovedores de la historia de la fotografía. Siempre utilizando sus recursos de cuidado del encuadre, geometría, plano picado y contrapicado... y manteniéndose en un segundo plano, alejándose del protagonista.

Un jovencísimo Truman Capote, 1947.

El escultor Alberto Giacometti.

Henri Matisse, 1943.


Antropología visual.
Las fotografías de Breson son una perfecta combinación de reportaje, filosofía y análisis de la sociedad. Siempre fue un comprometido con la sociedad, y como tal, le gustaba retratarla. Las grandes masas humanas en cualquier circunstancia, el influjo que nos provoca la sociedad de consumo en la que vivimos, la fusión entre los hombres y las máquinas, cómo nos influyen los iconos de poder... Sin duda un apartado muy interesante y que me encantó de la exposición.

Acelerador lineal, Universidad de Stanford, 1967.

París, 1966.

Salón del automóvil de París, 1966.

Mítin político en Dublí, Irlanda, 1952.

Carreras de caballos, Irlanda, 1952.

Tokyo, 1965.

Brie, Francia, 1968.

Unión Soviética, 1973.


Tras la fotografía.
A partir de los años setenta, Bresson deja de responder paulatinamente a los encargos de revistas y, poco a poco, se va retirando de la agencia Magnum (considera que ha perdido su esencia). Su fama internacional le ha convertido en una leyenda viva. Aunque tampoco es algo que le haga enormemente feliz. En esta última fase de su carrera y de su vida sigue con su fiel Leica en la mano y, a partir de 1972, vuelve a dibujar. Estamos ante un Bresson mucho más íntimo y relajado. Reconozco que en esta parte de la exposición llegas a emocionarte con cada foto. Al mirar cada una es como si se detuviera el tiempo...

 París, 1980.

 India, 1948.

 Henri Cartier-Bresson, París, 1992.

Autorretrato.

Espero haberos animado a conocer más de cerca el trabajo del llamado "ojo del siglo". Y que recordéis una de sus grandes frases:  “Fotografiar es colocar la cabeza, el ojo y el corazón en un mismo eje".


Más info:
Donde: Sala de Exposiciones Recoletos. Paseo de Recoletos, 23.
Fechas: Hasta el 7 de septiembre.
Entrata gratuita.